domingo, 6 de enero de 2013

LA ROJA



Estoy haciendo las entradas "al revés", esdecir, que ésta debería ser la última pues es la más cercana a nuestra época, pero a fin de cuentas quedará bien situada por cuestiones del blog...
Sin líos: el palacio musulmán más extraordinario, bello, fascinante, impactante... me quedo sin adjetivos. El que lo haya visto lo entenderá, el que no, por favor que remedie este agujero vital en cuanto pueda. La Alhambra significa en árabe, la roja, por el color arcilloso de sus ladrillos exteriores, que relumbran como una joya cuando al atardecer su silueta se recorta en la sierra nevada. Se asienta sobre una de las dos colinas que cierran los barrancos de los ríos Darro y Genil. Su posición estratética es envidiable, eso y la complicada orografía del entorno garantizaron la independencia de este reino musulmán, el útlimo superviviente de al-Andalus. El palacio, encaramado en la colina a la que da nombre, es en realidad una fortaleza construida por los reyes de la dinastía nasri (nazarí)  para evitar contacto con el siempre levantisco populacho. Al exterior, murallas y torreones. Al interior, un conjunto de palacios o patios a cada cual más espléndido: los dos más grandes, el de Comares o arrayanes y el famosísimo de los Leones.



Cúpula de mocarabes. Sala de Abencerrajes


Como manda la tradición religiosa, sólo materiales perecederos - madera, ladrillo, yeso, azulejos - pues sólo Dios (Allah) permanece. Con ellos, una riqueza decorativa, un ensueño visual, elegante, ingrávido, irreal.

Un deseo seguramente sin posible cumplimiento: poder verla en soledad (miríadas de turistas, a todas horas, hacemos cola para "la foto") y a se posible, con la música de "Jardines de la Alhambra" de fondo. Y si fuera de noche....



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